Cuando la poesía se filtra en el Psicoanálisis

Con una larga trayectoria en el Psicoanálisis, Silvia Bonzini investiga, atiende pacientes y permite que la poesía y la imaginación se infiltren en sus textos.

Su mirada penetrante y atenta se entrecruza con un dejo de frialdad. Sus ojos observadores y curiosos conviven con cierto anhelo de espacio personal. El fino movimiento de sus manos denota la delicadeza y la serenidad de la escritora y psicoanalista, Silvia Bonzini.

Menuda y con pelo rubio por encima de los hombros, la poeta de 70 años se reconoce como una mujer creativa pero con los pies sobre la tierra, gracias al permanente trato con sus pacientes. El atuendo un tanto excéntrico se añade a la rigidez de su faceta académica y deja entrever su costado artístico.

Actualmente, Bonzini es miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana, de la Asociación Mundial del Psicoanálisis, del Grupo Simposio del Campo Freudiano, entre otros grupos y fundaciones. Es fundadora del Servicio Asistencial de Salud mental, del Centro de Salud Mental de la Policlínica Bancaria, y de Por esta luz. Sus textos sobre casos clínicos y el afán por estudiar la llevaron a ser Miembro Titular en numerosos Congresos y Jornadas en Argentina, Francia, Bélgica, Estados Unidos, España y Brasil.

A su vez, la escritora admite que no es el Psicoanálisis el que desembocó en la escritura, sino que es la poesía la que se entromete y atraviesa toda pieza académica que redacta. Luego de una crisis en su vida donde sufrió la disyunción entre las dos vocaciones, Bonzini eligió estudiar Psicología y recibirse. Sin embargo, hoy se las ingenia para atender pacientes, continuar investigando y darle un espacio a la imaginación y las letras.

“La escritura poética de Lacan me generó intriga e interés”

Por ello, su larga trayectoria cuenta con la novela “Y todo por esta luz”, los libros de poemas “Gambetas” y “Otra Música”, que fue traducido al portugués por Santiago Kovadloff, y “La maldad de escribir”, que escribió junto a María Negroni. Su obra más reciente es “Cuando yo caigo“, el libro que publicó el junio pasado, en la que reúne ensayos, conocimientos del Psicoanálisis, su experiencia como analista y su vida personal.

Viviendo siempre en la dicotomía, la intelectual no podría elegir nunca entre una cosa u otra. Dado que la poesía se filtra y aparece en sus textos natural e involuntariamente, y que el Psicoanálisis le apasiona profundamente, no podría renunciar a ninguna de las dos actividades. Para ella, son dos pasiones que van juntas. No es casualidad que su ídolo, el psiquiatra y psicoanalista francés del siglo XX Jacques Lacan, despliegue una escritura poética en varios de sus textos.“La escritura poética de Lacan me generó intriga e interés”, confesó la psicóloga.

Una cálida habitación inundada de libros y fotografías de Freud y Lacan, apartada del resto de su casa, es el lugar que Bonzini elige para atender a sus pacientes y para dejar brotar su imaginación a la hora de escribir. Dentro del pequeño barrio privado en Pilar “El Estribo”, la escritora disfruta de la calma y el silencio.“Es el lugar ideal para concentrarse y crear”, aseguró.

“Mi tenacidad es lo que me llevó a proponerme objetivos y a cumplirlos, a decidir escribir un libro y efectivamente publicarlo”, relató Bonzini.
Fotos: Martina Barone

El aislamiento que acarrea la labor del escritor le enseñó a convivir con ella misma y a disfrutar numerosos momentos de  soledad. Sin embargo, valora la vida familiar, ver a su nieto jugar al rugby y salir al teatro con su marido. Uno de los vínculos de los que más se enorgullece es su antiguo grupo de taller literario. Durante la década del 70′, su facultad fue clausurada un año antes de que pudiera recibirse. Por este motivo, la inquieta y curiosa joven de aquel entonces ingresó al reducido taller liderado por Santiago Kovadloff. Con el pasar de los años, Bonzini se recibió, continuó interesada por la literatura, emprendió su propio camino y dejó de verlos con frecuencia. No obstante, la relación se mantiene vigente.“Es alentador contar con la mirada y los comentarios de mis colegas y referentes”, reflexionó con una sonrisa.

Con una inclinación hacia las iniciativas políticas que abarcan los temas sociales y palean las diferencias socioeconómicas, Bonzini explica que no es consecuente con ningún partido político y que vota según la coyuntura del país. Respecto de la gestión actual, piensa que hay que dar tiempo. Celebra que el Gobierno sea democrático y que la Justicia se muestre independiente. Aun así, reclama que la formación de algunos políticos es “demasiado empresarial” y que carece de “sensibilidad social”.

Luego de la satisfacción por su nuevo libro, la poeta proyecta un año sabático dedicado exclusivamente a leer. Con Roa Bastos y Vargas Llosa siempre en su cartera, Silvia Bonzini descansa de la escritura por el momento y continúa con su trabajo como psicoanalista. Pero la puerta a nuevas ideas quedará entreabierta.

POR: MARTINA BARONE

 

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